domingo, 26 de abril de 2015

Hugo Mujica: Alba adentro, blanco es el silencio


La desnudez de lo esencial   

...la riqueza de mi poesía consiste precisamente
en haber sostenido lo poético en la desnudez de lo esencial;
aparece la vida todavía desnuda y cada lector
puede arroparla con su propia vida... Se trata de mantener
la vida todavía desnuda: lo esencial.
Ahí somos todos iguales.
Hugo Mujica



Nacido en 1942, en Buenos Aires, la variedad de intereses de Hugo Mujica, está presente en una obra poética que más parece un refugio donde lo que se pretende es que se escuche el palpitar del soplo de un vivir verdadero.
Mujica estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología filosófica y Teología. Ha escrito narrativa, ensayo y, por supuesto, poesía. Se hizo pintor durante la década de los años sesenta. Luego de lo cual, hizo un voto de silencio por siete años. Entonces comenzó a escribir.
De ahí, que su poesía esté profundamente marcada por el silencio como el elemento central de su decir. 
Si fuera pintor, que de alguna manera lo sigue siendo, sus cuadros, lejos de estar cargados de colores y formas, serían un relato donde en el silencio, el silencio habla. 
Y es ese silencio el puente de vitalidad entre lo que se puede nombrar y lo que nos resulta innombrable, profundo, personal y entrañable.

Una forma de vivir, de ver, de nombrar, propone Hugo Mujica, donde podamos mirarnos, dice, “escuchando la música/ no el instrumento./ Siendo el pasar/no lo pasado”.
Somos todos, escribe Mujica, “un bailarín a tientas/ con una venda al viento cubriéndole los ojos”. Y el escritor fuera, en la idea que el poeta tiene de este acto de vida que es la poesía: “como un mendigo que diera él/una moneda a cada hombre que pasa”.

Edición impecable, coherente con el propio sentido de la existencia, del predominio del blanco y el silencio, la que debemos a la extraordinaria editorial mexicana Vaso roto. Misma que desde Monterrey se ha dado a la muy noble tarea construir lazos, puentes, resonancias.
Vaso roto, cuenta su fundadora, Jeannette Lozano, toma su nombre de aquella luminosa invocación del enorme poeta Hölderlin: Dejad que la vasija rompa el vaso para que todo lo divino se convierta en cosa humana.
Sea así, nos queda desear en estos y todos los tiempos, sea así.



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