miércoles, 1 de abril de 2015

Milan Kundera: En la búsqueda está el hallazgo:


La única certeza de la novela es la sabiduría de lo incierto 



Me complace pensar que el arte de la novela
ha llegado al mundo como eco de la risa de Dios.
Milan Kundera

Para Milan Kundera la literatura es el espacio ilimitado de reflexión sobre la existencia. El espacio de lo complejo. Sitio donde se persigue no la verdad única y acabada sino la duda y el cuestionamiento permanente, como símbolo de movimiento, de renovación.

En esa medida cada nueva obra comenzando por La Broma –escrita en 1965—es una tarea inacabada, un intento inconcluso; aunque, por supuesto, en sí mismo el texto pueda ser un producto acabado  y finito.
Es decir, se trata de estar continuamente escribiendo, engrandeciendo la misma obra; la fatalmente inacabable obra literaria. Cada nueva novela, cuento o poema no es mas que la eterna continuación de la anterior, así como la precedente lo fue, a su vez, de otra. 

Dicho en palabras de José Emilio Pacheco: “Escribir es un cuento de nunca acabar y la tarea de Sisifo. Paul Valery acertó: No hay obras terminadas, solo obras abandonadas”.
Mas para este Sisifo moderno lo que importa no es que la piedra se sostenga por sí misma, sino por el contrario, su continuo rodamiento. Es esto lo que le permite al hombre mítico cumplir su tarea de nueva cuenta. 

En la medida en que la figuración literaria revela la circunstancia extrínsica e interior del hombre, aumenta la complejidad que se cierne sobre ambas condiciones de la existencia. De la misma manera, para Kundera la literatura será un fin en sí misma, solo cuando se convierta en el medio más adecuado, y quizá en el más bello, para reflexionar acerca de la condición humana.
La obra de Kundera, así, estará siempre situada en la búsqueda. “Todos los novelistas escriben, probablemente una especie de tema (la primera novela) con variaciones”, dice el checo. No debe resultar extraño, entonces, plantear quelas obsesiones, lejos de restar importancia al proceso de búsqueda continua, se convierten en un instrumento de éste.  Las variaciones de las que habla Kundera, son el instrumento a través del cual el autor siente encontrar mayor motivación en el proceso mismo de la búsqueda que en el propio encuentro.


 El novelista adquiere, de acuerdo con la concepción de Kundera, una nueva y más profunda dimensión y responabilidad: no en tanto historiador, porque lo trasciende al crear una realidad alterna, o profeta que pregona el porvenir, sino como explorardor de la existencia.
De esta forma, el escritor asume su papel crítico, reflexionando acerca de la realidad humana en sociedad, a la cual concibe como un mundo donde impera la ambigüedad y la relatividad. Su carácter ambigüo se lo otorga el continuo transcurrir de la historia; pero sobre todo, la fatal condición de no poder vivir más que una vez.

De esta manera, la situación histórica, ese terreno donde la literatura hunde sus raíces, no está concebido por Kundera como un decorado ante el cual los personajes desarrollan situaciones humanas. No se trata de una escenografía desprendida del acontecer humano; la situación histórica es, en sí misma, una situación existencia in crescendo...
Si Kundera decide transitar por los misterios de la existencia humana, en la perspectiva del individuo, en su intimidad, es porque “los mecanismos que funcionan en el interior de los grandes acontecimientos históricos... son los mismos que rigen las situaciones íntimas”, asegura.

Así como son expresión de lo más loable de la humanidad, de su sentido de solidaridad, del valor, de su capacidad para no perderse en el olvido del ser, de evitar irresponsabilidad ante la existencia; asimismo, estos mecanismos de los que habla Kundera, son muestra de la otra cara de la luna de lo humano, de la bajeza, a traición, el autoritarismo, la mentira y la fuga de la responsabilidad de vivir.
Ambas caras, sin maniqueísmos, constituyen, en la idea de Kundera, lo humano. Una y otra se corresponden en un juego interminable de contrarios complementarios. Pero además, una y otra se expresan tanto en el marco de las grandes proezas y más abominables crímenes que se han cometido en nombre de las mejores causas, como en el espacio trivial de la vida íntima de los individuos.

Antonio Tenorio
Tomado de: “ Entre la búsqueda y el hallazgo”, en Milan Kundera: La sabiduría de lo incierto. México: Plaza y Valdés. pp. 23-26  


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