domingo, 19 de abril de 2015

Iris Murdoch: La intensidad de imaginar; la belleza de pensar

 Entre fantasmas es siempre la guerra 


Nada hay más esencial para la cultura que
la enseñanza de la literatura. Pues es a través
de ella como se puede educar en hacer
de la imaginación la forma fundamental
de entender las situaciones humanas.
Iris Murdoch



Nacida en Dublín, la capital de Irlanda en 1919, escritora y filósofa, Iris Murdoch es una de las voces más lúcidas de la literatura en lengua inglesa del siglo XX, cuando de construir historias que ponen en entredicho los lugares comunes de las decisiones morales se trata.
Prolífica y compleja, Murdoch dio clases, escribió narrativa, teatro y ensayo filosófico hasta 1995 cuando comenzó a padecer Alzkeimer. Cuatro años más tarde, en 1999, moriría con un reconocimiento unánime a su enorme capacidad para unir pensamiento y literatura.

El mundo narrativo de Murdoch se caracteriza por la intensidad de sus personajes, así como por hacerlos caminar sobre la delgada línea entre las acechanzas del mundo interior y la implacable realidad del mundo externo. 
Sobre esta pista, que solemos llamar vida, Murdoch nos hace recordar que nuestras decisiones, incluso las que nos parecen más insignificantes, se encuentran siempre sujetas a la tensión entre el bien y el mal.

El mar, el mar es una de sus novelas más representativas. Galardonada con el Booker Prize, el reconocimiento más importante en lengua inglesa, la historia gira en torno a un hombre que decide separarse de la sociedad e instalarse en un lejano paraje frente al océano. Ahí, intentará escribir sus memorias y con ello, saldar cuentas con el pasado.
Un viejo amor de juventud mueve al protagonista en una lucha que es tan del ser humano como la vida misma: Ser en el tiempo, a través, gracias y a pesar del tiempo.
Descubrirá pronto, sin embargo, que la verdadera guerra será siempre la que hemos de librar con nuestros propios fantasmas. Tanto como aquellos combates que, teniéndolo a uno en el centro, librarán entre ellos en nuestra presencia.

El mar no tiene dentro ni fuera, es solo el mar. El mar, no tiene pasado, es siempre en el presente de su presencia. 
El pasado, la memoria, están allá, pero también aquí. Como el agua del océano se mezclan y cuando se mira a lo lejos parecen ser una y la misma sola cosa


 El mar, el mar
Editorial Lumen

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