Perspectiva de un Octogenario
Apetitos musicales
Creo
que los vuelos más altos de esta época La
consagración de la primavera, Pierrot
Lunaire, Gurrelieder, pueden
equipararse a los grandes logros del pasado, a pesar de que exista caudal
musical de ningún compositor de la época moderna que pueda compararse con el
rico caudal de Bach, Mozart y Beethoven. Pero también es cierto que ni la época
ni la naturaleza de la nueva música favorecen la fluidez en este sentido.
Debería
aclarar que jamás he pensando en perspectiva acerca de mi participación en la
música de este siglo. Mi actividad se veía condicionada no por conceptos
históricos sino por la música en sí. Mi formación se debe en parte, en mayor y
en menor medida, a toda la música que he conocido y apreciado, y he compuesto
siguiendo mis propias inclinaciones.
Durante
mi infancia me di cuenta de que tenía dotes musicales, y creía que esos
talentos los otorgaba Dios. Toda mi vida he rezado para conservar la fuerza
necesaria, y seguir siendo merecedor de ellos, y aunque estoy agradecido por
las bondades de esta alianza tácita, a menudo he sido fiel a mi condición
terrenal.
Nací
en un mundo que creía en las relaciones causales, un mundo que se explicaba a
sí mismo, y en gran medida en términos dogmáticos. He sobrevivido, a pesar de
los distintos cambios de dirección, en un mundo que se explica también en
términos psicoanalíticos, y he tenido que aprender acerca de un universo de
factores anteriores que nos influyen. No entiendo la evolución en términos
musicales, y no puedo predecir nada acerca del futuro de la música. Sólo soy
capaz de seguir la ruta que marcan mis apetitos musicales.
Memoria, pasado y presente
Cuando
Juan de la Cruz hablaba de la “mortificación del pasado”, ¿acaso se refería a que
el miedo a cambiar el pasado es el miedo del presente? Mortifico mi pasado cada vez que me siento ante el
piano a componer. Aunque no sienta ningún deseo de volver a atrás lo revivir un
solo día de mi vida, he revivido mucho en los últimos años.
Cuatro
trombosis cerebrales parecen haber desbloqueado los confines más remotos de mi
memoria, ya que he podido deambular por el paisaje de mi infancia de uno modo
inaudito hace sólo diez años, pero yo tiro de mis recuerdos del mismo modo que
un montañero se aferra a su cuerda: sólo para ver cómo y dónde está atada.
No
retrocedo, movido por la amenaza del paso del tiempo, porque no siento ningún
deseo de volver. Y aunque mi subconsciente trate de cerrar el círculo, yo
siempre quiero seguir una línea recta.
Para
mi el sueño de un arqueólogo –el de Renan— de recuperar todo el pasado es una
visión del Purgatorio, y el sueño de Coleridge de restablecer el conjunto de la
experiencia pasada de una mente es una amenaza a la cordura....
Elogio del Cuarteto
El
Cuarteto de cuerdas es el transmisor de ideas musicales más lúcido que existe,
así como el más humano y el más instrumental; o, si no fuese así, natural y
necesariamente, Beethoven, lo hizo así.
Dado
su poder natural, el Cuarteto podía registrar un cambio armónico que la
orquesta de su tiempo, que aún no era del todo cromática, ya además se veía
dificultada con problemas relacionados con el peso y el equilibrio.
Asimismo,
el Cuarteto es un medio más íntimo, y más agradable y duradero a largo plazo,
que el color. Por último, su capacidad de resistencia es mayor que la de las
formaciones de instrumentos de viento, y sus márgenes de velocidad y volúmenes
suaves son más amplios.
Comparado
con el piano, tiene sus ventajas en cuanto a la delineación polifónica, así
como una gran variedad de articulaciones y matices dinámicos...
Igor
Stravinsky
Fragmentos
tomados de: Igor Stravinsky y Robert Craft, Memorias
y comentarios, Trad. Carmen Font. Barcelona: Libros del Acantilado, 2013.
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