miércoles, 19 de julio de 2017

Kadaré: recomenzar

Contra el olvido




Afán. Vano. Inconcluso. Condena. Insalvable. Precipicio simulado. El de la repetición. Ese volver. Sin regreso.

En dos concepciones, Occidente resumió la manera en que la vida podía ser encarada. 

Sólo dos, quizá. La de quien carga o empuja. La de quien emprende el camino en busca de las cosas del mundo.

Valéry, el poeta del siglo que amanecía, y su Sísifo en la tarea interminable. 

Blachot, la lucidez del medio camino, y su Orfeo, primero acaso en saber lo que el aire, el destiempo de una mirada, es capaz de desvanecer. 

Ahí, los dos. 

La roca que se empuja por una pendiente. Así, la vida, ejemplificará Sísifo. Hasta el punto más alto. Sólo para ver de qué manera rueda ladera abajo. 

Un volver a comenzar, sin distracción ni respiro.

Del lado de Blachot, la imagen es Orfeo. Descender. Andar a tientas. Recorrer el oscuro camino en busca de… 

Traerlo de vuelta al mundo. Verlo perder(se).

Empujar la roca. Rescatar de entre lo que se ha perdido. 

Sólo en lo humano recomenzar es un acto consciente. Conclusión, aprendizaje vital, de la disyuntiva.

 Urge la memoria de lo intemporal. Pero no menos, el recuento del tiempo de la historia inmediata. 

De lo uno y lo otro ocuparse, si es que se quiere comprender lo que se es, en lo que se ha sido; lo que se ha sido, en lo que se es.

Esta es la premisa desde la que Ismaíl Kadaré, el extraordinario narrador albanés, hace converger memoria y porvenir en Réquiem por Linda B

Novela, señala el habitual candidato al Nobel, “dedicada a todas las jóvenes que nacieron, se criaron y se hicieron mujeres en la deportación”.

Porque es en lo vivido, basta que sea por uno solo, una sola, de la especie, reside la evocación imborrable de lo intemporal. 

No, no hay “borrón y cuenta nueva”. Aunque se quiera. O se finja que es así.

Se recomenzará, sí. Como Sísifo o como Orfeo. 

Como el mismo Kadaré, y tantos, luego de la Albania comunista. Pero el camino es la traza de lo andado. 

Aun, o, por sobre todo, cuando apunta hacia delante.

Linda B., es Eurídice, la de Orfeo y la de la familia perseguida, la de Kadaré y la de la violencia que pervive. 

Recomenzar no será, pues, en tanto no sea un reconocer.

Infructuoso no es el recomienzo, sino procurar el olvido.

@atenoriom
antoniotenorio.com

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