Relámpago que gobierna
Buda. No era
ese el título previsto. Pero al final, Kazantzakis decidió llamar así a su
tragedia en tres actos.
De todas sus obras, afirmará poco antes de morir, es la
que lo dice todo.
En buena medida porque expresa la idea de que el creador no
puede desprenderse de la tensión entre obra y realidad, cuerpo y espíritu,
imaginación y circunstancia.
“¡Infortunio para quien sólo ve la
máscara! ¡Infortunio para quien ve solamente lo que está oculto detrás de la
máscara! ", es la célebre toma de postura que en 1935 lanza Kazantzakis,
aun antes de concluir Buda.
A “bailar
derecho en la alta cuerda de la libertad, sobre el caos", convocará, pues,
a quien se lance a cultivar el incisivo arte del pensamiento creativo.
A sus 84 años, Michel Serres baila, imagina,
piensa, crea y publica Autobiografía de
un zurdo cojo.
Convencido como Heráclito, como Rojas, el gran poeta
chileno, de que “el relámpago gobierna el Universo”.
Serres resume en cuatro
palabras una existencia dedicada al pensamiento, a la creación, por vía de la
inteligencia reflexiva: pensar quiere decir inventar.
Ser escaso es de suyo la naturaleza
del pensamiento. Serres así lo reconoce.
“Descubrir no sucede a menudo”. Mas en
una época en que la celebración de la estulticia reina, el llamado de Serres
estremece.
Atreverse a pensar, es el llamado.
Asumir con lúcida vitalidad que,
como escribe en Pulgarcita, “está
todo por volver a hacerse, queda todo por inventar”.
En un mundo en el que,
entre la utopía y la tragedia, la pregunta: ¿Dónde estamos?.
Recuerda Serres en su
fantástica indagación titulada Atlas,
ha sustituido a la vieja cuestión de: ¿hacia dónde vamos?, toca al pensador
reaprender los puntos de referencia.
Travesías, Velos, Planisferios, Asimetrías.
Son parte de los conceptos que Serres reinventa al encontrar(se) con y en el
mundo.
Zurdo, como dice él hubiera merecido ser Homero, Serres entrecruza ciencia,
poesía y filosofía en una poética del saber, que se torna en la vida misma.
“Pienso, luego bifurco”, asevera
Serres.
Como el rayo.
Todo esfuerzo humano por sentir que se existe se
sintetiza en la aceptación de que cuanto nos rodea es real.
Y quizá lo sea.
Mas
lo genuinamente humano no es posible sino en la luminosidad de la imaginación poética.
Ahí, en el pensamiento como creación, será donde halle reposo y rumbo.
Cuerpo y
espíritu.
Aun relámpago siendo.
@atenoriom
antoniotenorio.com
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